Las loterías son uno de los gustos a los que miles de personas recurren día a día, bajo la promesa de poderse volver millonarios mucha gente gasta dinero semana tras semana probando su suerte y esperando que un día lleguen a ganar el premio mayor de la lotería.
Si bien no es una actividad que sea directamente negativa para las finanzas personales, existen muy buenas razones por las que en realidad no vale la pena comprar boletos de lotería, en especial ahora que se acercan los usuales Sorteos de Navidad. A continuación te explicamos algunas de ellas.
Probabilidad de ganar
Dependiendo del concurso las probabilidades de ganar varían.
Según estadísticas de hace un par de años, ganar en el Melate tiene
probabilidades de 1 en 33 mil millones de oportunidades (cuando el juego es de
6 números de 56).
Otros casos como el Sorteo Mayor las probabilidades son, en teoría, mejores. Con una posibilidad de 1 en 60 mil, pero la inversión es mucho más elevada, de por lo menos 400 pesos.
Podríamos entrar en más detalles pero la conclusión es la misma: las probabilidades son mínimas y como algunos dicen, es más probable que te caiga un rayo.
Probabilidades de recuperar el dinero
Bueno, hay quienes dicen que no es tan malo, en especial porque a veces ganan y con lo que ganan recuperan lo que llevan gastado. Una engañosa mentira. Los juegos de azar están pensados para tener un balance negativo, por lo que no importa cuánto juegues, la tendencia siempre será ir perdiendo gradualmente.
Las probabilidades de que recuperes lo que has gastado cada vez que juegas son de aproximadamente el 5%, variando un poco entre juego y juego.
Finalmente: la responsabilidad
Suponiendo que llegáramos a ganar la lotería o el Sorteo Mayor ¿En realidad sabemos administrarnos? Es decir, sabemos manejar el dinero de una forma adecuada, tal vez sí, tal vez no; pero en caso de que sea del segundo grupo solo piense que una cantidad de dinero de esas dimensiones acarrea muchas responsabilidades y algunos cuantos problemas.
¿Nuestra recomendación?
Deje de pagar el impuesto de los tontos.
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