Parte de la responsabilidad total de la dirección en el manejo de las entradas y salidas de efectivo en una empresa es ver que las adquisiciones de fondos se hagan cuando éstos sean necesarios para llevar hacia adelante las metas perseguidas por la compañía. Las decisiones para realizar inversiones del capital se hacen contemporáneamente con otras decisiones financieras, tales como los dividendos que hay que pagar, las cantidades de capital de trabajo a mantener, y así sucesivamente. Estos puntos han sido objeto de mucho estudio en distintas partes de este libro. En este capítulo estudiaremos cómo la dirección determina el importe de los fondos que ha de utilizar en los proyectos de inversión. Este campo está todavía en desarrollo; las mejores teorías están sujetas todavía a un refinamiento mayor. Sin embargo, ya hemos llegado a un acuerdo sobre mucho de lo que es útil y que puede presentarse aquí.
Más importante que las buenas consideraciones puramente financieras, por supuesto, es la corriente de las ideas y sugerencias de las cuales puedan desarrollarse los proyectos. Ellas han de venir de tiempo en tiempo de todos los niveles de responsabilidad si la organización es muy sensible a las oportunidades de los obreros y capataces en relación con proyectos que aumentan la productividad, de los ingenieros de la fábrica y otros que están en contacto con los progresos técnicos dentro y fuera de la empresa, del departamento de ventas y de la alta dirección. La primera tarea de una dirección es estimular la corriente de esas ideas y evitar que su consideración quede trunca por la rigidez de las normas o por personas sin imaginación en los niveles intermedios de la organización. Son necesarios por lo menos dos procedimientos administrativos para manejar esa corriente de ideas. Tienen que existir reglas para la tamización preliminar de los proyectos, con objeto de seleccionar aquellos que merecen un estudio adicional. Entonces, a medida que se acumulan las ideas prometedoras, tiene que existir un plan más preciso para el estudio de los proyectos individuales, incluyendo alguna forma para graduarlos en el orden de su deseabilidad o conveniencia.
Cada proyecto tiene que ser estudiado desde diferentes puntos de vista, cualquiera de los cuales podría ser el más importante en un caso en particular. La disponibilidad de personal, la necesidad de conocimientos especializados, la extensión del mercado y las posibles reacciones de los competidores son solamente unos pocos de los muchos factores. Nosotros nos damos cuenta de su diversidad y su importancia. Por otra parte, sentimos que el problema de la productividad financiera de un proyecto es siempre importante, y nos proponemos demostrar cómo esta productividad puede ser calculada, para su uso con los otros criterios que necesitan ser considerados también.
En contraste con mi opinión
de que es importante atribuir magnitudes numéricas a los elementos de cada
proyecto de inversión, tenemos que admitir que muchos estudios sobre el terreno
de la adopción práctica de decisiones muestran que la mayoría de las
direcciones no hacen sus selecciones con tanto cuidado.
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