No me adentraré a los temas de salud de por qué no dormir es terriblemente malo, aunque también es algo que deberíamos considerar, en especial si siente dolores de cabeza crónicos, fatiga u otros malestares sin razón aparente. Pero me quiero enfocar en otra cuestión ¿Acaso descansar es tan malo?
Nos hemos educado en un sistema en donde no dormir por
completar un trabajo merece ser aplaudido, en donde el trabajador que se queda
hasta tarde para seguir al trabajo también es aplaudido (aunque no recibe
compensación económica alguna), y en donde el que casi no duerme por su gran
dedicación al trabajo es un ejemplo a seguir. Pero, existe algo en el dormir
que a todos nos ha pasado.
¿Ha encontrado respuestas entre sueños? Recuerdo, en mi caso
personal, haber soñado con problemas matemáticos de la escuela y haberme
despertado con la respuesta en la punta de la lengua, o casi con la respuesta
escrita entre las sábanas. A otros se les ocurren brillantes ideas de negocios,
unos más imaginan la trama central de su próxima gran novela, y podríamos
seguirle a la lista oficio por oficio, pero el común denominador es que en
sueños obtenemos respuestas.
No, no estoy hablando de viajes astrales, sino de un proceso
normal del cerebro el cual se encuentra ampliamente documentado. Dormir, y más
precisamente soñar, desata procesos creativos en nuestra cabeza, y al brillante
cerebro le gusta trabajar con cosas del día al día (y a veces juntarlas con el
ayer).
Un ejemplo de todo esto: el estudio del Dr. Jan Born de la
Universidad Luebeck en Alemania. El planteamiento era sencillo, un grupo de
voluntarios resolvería un problema lógico-matemático. Los voluntarios eran
distribuidos en grupos de “patrones de sueño” y después se compararía el
desempeño de los grupos.
Los resultados fueron bastante alentadores. Aquellas
personas que durmieron ocho horas entre la primera y la segunda sesión para
resolver el problema encontraron soluciones de forma más rápida que los otros
grupos. El desempeño era notable, encontraron soluciones hasta 3 veces más
rápido que los grupos con patrones de sueño reducido, o que sencillamente no
durmieron.
La explicación de acuerdo al Dr. Jan Born y a otros
investigadores apunta a los procesos de memoria, y al hecho de que el cerebro
continúa trabajando mientras se duerme. Existe la idea errónea de que mientras
dormimos nos desconectamos de todo, pero la realidad es que el cerebro opera de
otra manera, a otro nivel por así deciro.
Sueño laboral
¿Y a qué iba todo esto en un sitio de economía? A sus
aplicaciones a nivel empresarial (o también a nivel universitario), pero la
propuesta es evidente: dormir puede mejorar los procesos de resolución de
problemas en incluso menos tiempo que su equivalente a quedarse derechito
enfrentando el problema.
No se trata de dar un par de horas de siesta oficial a toda
la oficina, pero más bien el cambio de una cultura laboral, en la que dormir no
sea visto como una indisciplina laboral. Si no me cree que esto es posible,
pregúntele a la doctora Sara Mednick de la UCA de San Diego, quien como asesora
de empresas comienza a desarrollar programas con este fin.
Las empresas más avanzadas en el ramo como lo son P&G y
Cisco ya cuentan con dormitorios miniatura para sus empleados (como los hoteles
japoneses o las cápsulas para dormir de las películas futurísticas). Y desde
hace un par de años la cifra de empresas que cuenta con instalaciones para
descansar va en aumento.
Quizá en México aún falte un poco de tiempo para que estas
comodidades lleguen a nuestras oficinas, pero ya de mientras podemos comenzar a
considerar las power naps como una
opción viable para resolver problemas.
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