Esta lógica se basa en las leyes del mercado, cuanto mayor insolvencia económica y menos seguridad en la devolución del préstamo mayores tasas se deberán pagar para acceder a un financiamiento. Puede suceder que perdamos de vista esta simple ecuación, y dejemos guiarnos por el pretendido rendimiento de nuestro capital, llevándonos a cometer algunas equivocaciones.
Cada inversor debe tener claro que riesgo está dispuesto a sumir con su capital, de esta forma no tendremos grandes e inesperadas sorpresas. Aunque la seguridad absoluta ni el riesgo cero no existen.
Para disminuir el riesgo es conveniente poner en uso unas simples reglas:
- La diversificación es tu mejor aliada, no coloques todo tu capital en la misma inversión por mejor que sea, porque si se presentan problemas contarás con un respaldo en otras opciones.
- Si en la propuesta que te gustaría invertir ofrece el pago de interés muy alto, duda de su estabilidad y seguridad. Nadie regala ni desperdicia dinero porque sí. Si la oferta parece ideal, quizás no lo sea.
- Investiga sobre las decisiones tomadas por otras personas frente a tu misma situación.
- Hay que ser previsor de la situación menos esperada pero sin perder de vista un panorama realista.
- Tener paciencia, incrementar nuestro capital en forma aceptablemente segura requiere dedicación, tiempo y esfuerzo.
- Trata de anticiparte a la dinámica presente del mercado, estando bien informado, podrás descubrir interesantes nichos de negocios rentables.
- Cuando tomes una decisión que crees es la mejor, juégate por ella.
El riesgo que quieras asumir depende de ti, ¡pero que la elección dependa de tu decisión!
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