
Existe una nube que ha mitificado a China y que la ha vuelto en el centro del comercio internacional: en las aulas se enseña a los futuros empresarios que el éxito radica en poder hacer negocios en china; y los actuales empresarios hacen intento tras intento de poder cerrar un trato con el dragón rojo. Pero todo esto ha sido una completa farsa de querer entrar a un negocio grande en el que no damos el ancho y todo por una sencilla cuestión: si los productos chinos son mejores que los de nuestro propio mercado ¿Contra qué queremos competir?
No negaré el hecho de que poner una franquicia en China debe de ser todo un negocio, pero si en verdad queremos exportar a China se tiene que primero mejorar el mercado nacional y después dar productos que en realidad puedan interesarles a los chinos. Lo demás es sencillo: China cuenta con una población de más de 1,300 millones de habitantes y el grueso está empezando a volverse de clase media, lo que involucra que su poder de compra aumentara y la demanda de importaciones del país subsecuentemente.
Actualmente México exporta a china productos como cerveza, licores, partes de automóviles, y algunos equipos electrónicos; si bien la mayoría de estos productos son manufacturados por trasnacionales aquí para después se completados en México existe ya una ventana para negociar con el país asiático. Ahora el siguiente paso sería crear más industrias mexicanas que puedan exportar a China.
Lo único es que hay que ver las cosas en el orden correcto: se debe analizar en qué productos México es competitivo y le puede interesar a China; y no intentar, como en muchas otras ocasiones se ha hecho, de volverá a México un país productor de lo que a China le interese.
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