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Lo que uno ve y siente cuando en realidad no entiende nada |
Hacía tiempo que no les escribía un artículo de opinión, y aunque ya pasaron las elecciones, aún tendremos tiempo para hablar de política.
Dentro de la
política y la economía existe una gran división: lo público y lo privado, y una
pregunta clave respecto al tema es ¿Qué fuerzas deberían delegarse al mercado y
cuáles al Estado? ¿Qué factores deben de determinar esto? Y finalmente ¿Qué son
precisamente los intereses públicos y los intereses privados? Aunque los
discursos en la política suelen hacer mucha referencia de estos términos, la
realidad es que son mucho más complejos de lo que nos los pintan.
Definiendo el mercado y el Estado
La mayoría de las
diferencias que hacen entre un mercado y un Estado no ayudan mucho a definir
cuáles son las funciones de cada uno. De forma general se habla de que el
mercado es perteneciente al sector privado; mientras que los políticos y los
organismos gubernamentales pasan a formar el sector público. Pero ¿Y qué significa ello? De primera
instancia sonaría a que los consumidores y directores de empresas se dedican a
participar exclusivamente en el interés privado; y entonces todos los que
trabajan para el Estado se dedican a un interés público.
¿Es cierto eso?
Realmente no. Aquel político que afirma que sus acciones son guiadas por el
interés público, en realidad guía sus acciones por lo que él ha interpretado
como un interés público, el cual ha sido alterado por una serie de intereses
privados (y más específicamente personales). Un político puede buscar un mejor
puesto para las siguientes elecciones, asociarse con compañeros que tengan
poder dentro de otros sectores del gobierno, dar una buena imagen ante la
prensa, y finalmente todo ello no es mero interés público.
Quizá los
políticos tienen menos interés en hacerse de dinero como lo tienen los
empresarios, pero al final de cuentas, no todo interés privado es precisamente
dinero.
Por otro lado,
los funcionarios de gobierno aunque realizan actividades que buscan beneficiar
a un amplio sector de la población, finalmente son personas como tú y como yo,
por lo que poseen una serie de aspiraciones personales y desempeñan su labor
por una remuneración económica.
Y el otro lado de
la moneda: la reivindicación del interés público. Las empresas y sus dirigentes
hoy en día hablan de estar preocupadas en los intereses de la sociedad y por
ello realizan todo tipo de tareas: apoyos económicos para el desarrollo de
programas escolares, reducción de emisiones de contaminantes, y muchas otras
actividades.
Entonces ¿Existe
precisamente un límite entre lo que es un interés público y uno privado? Quizá
no, aunque esto no haga que no se puedan definir cuáles son cada uno de estos.
Pero eso lo dejaremos por lo pronto para otro día.
Unas últimas palabras
La última vez que
escuche a un político decir que “el interés público”, no olvide que es sólo una
plática cargada de palabras difíciles de definir y que sólo busca persuadirlo.
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