En el mundo financiero hay ocasiones en las que uno necesita
dinero de urgencia. Es allí cuando
decide uno acudir al banco u otra institución financiera a buscar medios con
los que nos puedan financiar, las dos ofertas más comunes que recibiremos son
los préstamos, o bien, los créditos.
Ambos instrumentos están disponibles tanto para personas
físicas como morales, pero en esta ocasión nos centraremos en los de la
categoría de personas físicas, en ocasiones también llamados personales; y abordaremos
así cuáles son las principales características y sus diferencias.
Préstamos personales
Se le conoce como prestamos personales a las operaciones en
las cuales una entidad (puede se runa institución o una persona) le da dinero a
una persona de forma inmediata. El acuerdo señala que la persona que recibe
este dinero deberá devolverlo junto con una suma adicional (llamada intereses)
en un plazo de tiempo determinado.
Por lo general el interés de un préstamo es fijo y se
calcula sobre el monto total del préstamo, aunque esto puede variar de
institución en institución.
El préstamo se puede devolver en uno o varios pagos según lo
acordado. Para garantizar el reembolso del dinero junto con sus intereses quien
recibe el préstamo deberá firmar un contrato y si es necesario uno o más
pagarés. En caso de no reembolsarse el dinero, estos documentos se pueden
emplear para forzar por la vía legal la restitución del dinero.
Créditos personales
Los creditos personales son otro recurso para obtener financiación
rápida y operan de una forma similar a los préstamos. Los créditos son
otorgados casi exclusivamente por bancos u otras instituciones financieras,
aunque en años recientes también los otorgan cadenas de tiendas comerciales de
gran tamaño.
Un crédito aprobado representa una cantidad de dinero de la
cual se puede disponer en cualquier momento a través de una tarjeta de crédito.
El tenedor del crédito puede hacer uso de esta tarjeta cuando sea necesario
siempre y cuando los montos debidos no superen un límite fijado en un principio.
En este caso los intereses pueden ser tanto fijos como
variables y el monto a pagar se calcula en base al saldo pendiente de pagar del
crédito. Los plazos son en su mayoría mensuales aunque existen algunos créditos
que pueden variar.
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