La demanda es uno
de los conceptos más esenciales en el estudio de la economía, existen diversas
definiciones para éste, una forma de definir demanda para un individuo pudiera ser aquello que desea obtener a
cambio de algo. Pero si abarcamos el espectro y nos movemos al campo de los
mercados, una demanda se define como la cantidad de bienes que diversas
entidades esperan adquirir.
En ambas
definiciones existe un elemento en común: se busca algo en específico, y la
razón por la que lo buscamos es porque se percibe como una “necesidad”. Las
necesidades son aquellos bienes o servicios que deseamos y por los que estamos dispuestos
a dar algo (dinero, tiempo, trabajo) por conseguirlo.
Dentro de los
mercados la demanda es fácil de medir y pronosticar a través de modelos
matemáticos.
La demanda posee
las siguientes características:
- Relación demanda precio. La relación entre el precio y la demanda es inversamente proporcional, entre mayor sea el precio del bien, su demanda disminuirá (aunque no necesariamente de forma lineal).
- Temporal. La demanda es dependiente del tiempo y por ende tiende a aumentar o disminuir conforme pasa el tiempo. Algunos bienes pueden experimentar cambios en cuestión de horas, mientas que otros experimentan cambios a lo largo de los años.
Existe una
estrecha relación entre la demanda y el comportamiento de los precios de los
productos, la relación demanda-precio se puede clasificar de dos maneras (de
acuerdo a Alfred Marshall):
- Relación elástica. Aquel cuya demanda cambia en proporción a como se altera el precio, es de forma inversa, si el precio sube, existirá menor demanda pues el consumidor buscará otras opciones o no satisfacer su necesidad.
- Relación inelástica. Aquel cuya demanda no cambia o cambia muy poco sin importar si aumenta o disminuye el precio. El mejor ejemplo en este caso es el agua, pues al tratarse de un bien indispensable para vivir, no importaría si su precio se duplicara de un día a otro, la demanda se mantendría constante.
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